Sesshin Primavera 2012 - Estamos aquĆ para despertar
Estamos aquí para despertar
Teisho 1:
Durante estos días que tenemos por delante aprovechen para descansar.
Tómense vacaciones. Quítense el ego y cuélguenlo en el perchero. No lo van a necesitar hasta el domingo a la tarde. Déjenlo ahí. Aprovechen estos días para desprenderse de todo el lastre posible. Libérense. Vacíen sus bolsillos. No necesitan llevar ni dinero en efectivo, ni tarjetas de crédito, ni documento de identidad, ni celular, ni notebook, ni nada de sus preciados valores.
Libérense. No sigan su vía personal. Sigan a los otros, sigan a la Sangha, al Dharma. Déjense llevar por la corriente de la sesshin. Esa corriente que, como la corriente de un río, más tarde o más temprano te lleva hasta el gran océano de la verdad.
Depende de ti que eso ocurra. Arroja tu lastre.
Durante zazen es bien evidente que no podemos apoyarnos en ninguna parte, que tenemos que permanecer silenciosos y quietos, atentos. Pero en una sesshin hay diferentes momentos más allá de zazen, diferentes momentos que requieren distinto tipo de energía. No obstante, procuren mantener en cada momento este espíritu de zazen.
Seguir a la Sangha, ir todos juntos, estar con los otros sin molestarlos, estar con los otros sin ser perturbados por ellos. Juntos.
Para mañana, a la hora de correr –y todos los días- hemos hecho un cambio en el recorrido. Entonces, a la hora marcada, con la señal del madero saldremos por la calle hacia la izquierda y siguiendo las agujas del reloj daremos una vuelta a toda la reserva. El que no pueda correr puede trotar, el que no puede trotar puede caminar. Esta mañana lo probé caminando rápido y demora unos 10 ó 12 minutos, de modo que se llega perfectamente bien para la próxima actividad.
Cada momento de la sesshin es una oportunidad para liberarnos, para permitir que esa corriente nos lleve al gran océano. Si actuamos de esta manera, entonces podemos sentirnos livianos, felices, calmos.
Mantenerse quieto en lo íntimo, silencioso, abandonar todo temor, todo deseo y simplemente permitir que la sesshin te lleve. Hacer la plancha y disfrutar. Así, sin esfuerzo ni resistencias es más fácil, es muy simple. Sólo requiere de ti que estés ahí atento. Despeja tu cabeza, tonifica tu cuerpo y déjate ir.
Teisho 2:
Estamos aquí para despertar.
Y estamos aquí para ayudarnos los unos a los otros a despertar.
Cuando uno ha cometido una falta o un error y lo descubre, tiene que corregirlo enseguida o, en todo caso, en cuanto le sea posible. Cuando uno descubre que ha cometido un error no vale la pena justificarse o culparse diciendo: “¡Oh!, qué torpe que soy, qué distraído”. Todo eso es poco efectivo. Es mejor comprender.
Darse cuenta de los errores cometidos es un gran aprendizaje. Cuando uno ve que el error lo comete alguien que está al lado nuestro, entonces ahí no hay que apresurarse. Obviamente hay faltas o errores que requieren una acción inmediata, pero el 90 % de las veces es preferible esperar y no intervenir. Permitimos así que el otro, el que ha cometido la falta, la descubra por sí mismo. Hay que observar, registrar y permanecer quieto y silencioso.
Pero puede ocurrir que esa misma persona vuelva a cometer el error una vez y luego otra vez. Entonces, en ese caso, hay que esperar el momento oportuno, llamarlo aparte y explicarle, señalarle el error y mostrarle cuál es la forma correcta. De ese modo estamos ayudando y, al mismo tiempo, ejerciendo la compasión. De ese modo, inclusive, nos estamos educando a nosotros mismos. Ayudar a los otros, a veces es hacer y a veces es no hacer. Si estamos atentos podemos descubrir en cada momento cuál es la acción correcta.
Un niño al lado nuestro corre, va de aquí para allá, de pronto tropieza, se cae y cuando nos ve se pone a llorar, Si uno se da cuenta que sólo es un raspón, entonces hay que detenerse. Lógicamente, el primer instinto de padre o de madre, es acudir a ayudarlo a levantarse. Pero si uno se detiene un instante, está permitiendo que crezca, que aprenda, que descubra por sí mismo y se fortalezca. Eso es compasión, eso es ayudar. Cuando actuamos de esta manera estamos indirectamente transmitiendo la Vía. Le estamos transmitiendo en la acción correcta.
Ayudar a los otros es ayudarse a uno mismo. Ayudarse uno mismo es olvidarse de uno mismo y ver, de instante en instante, cuál es la acción correcta. De ese modo podemos encontrar la dicha. De ese modo transmitimos la práctica. De ese modo seguimos la vía de los maestros, sin estridencias, sin violencia y con espíritu de compasión.
Teisho 3:
De cara al muro. Sentarse de cara al muro es uno de los descubrimientos más sabios que el ser humano haya encontrado jamás.
No es lo mismo que sentarse frente al mar o de espaldas a un árbol, en el bosque. Es por eso que le llamamos zazen y no meditación.
Sentados en zazen frente al muro, nuestras ilusiones se derrumban. Sentados frente al muro, en algún momento, puede ocurrir que comencemos a ver en la pared un ojo, una nariz, un rostro, una figura. Las figuras se animan y forman situaciones y nos llevan a recuerdos. Pero, de pronto, un parpadeo y aterrizamos en un instante en el mundo de la realidad. La ilusión se disuelve en un instante y caemos en el medio de nuestras circunstancias.
No tenemos otro cuerpo más que este cuerpo ni otras circunstancias más que estas circunstancias.
De modo que no tienes salida. Es con este cuerpo que vas a todas partes y, vayas donde vayas, estarás siempre en medio de tus circunstancias. Si las circunstancias cambian, tú cambias. Pero lo que tienes que entender es que si tú cambias, las circunstancias cambian.
El común de la gente sufre porque se considera una cosa acabada. Dicen: “Yo soy así”. Pero de instante en instante las circunstancias cambian, de instante en instante tú cambias.
No tienes otra cosa más que este cuerpo ni otra cosa más que estas circunstancias. Aceptar eso, vivirlo, es un principio de sabiduría, de despertar, de aceptar y vivir las cosas tal cual son.
Porque no tienes otra cosa más que este instante.
Adelante de ti no hay nada, sólo fantasías, ilusiones, un mundo virtual.
Detrás de ti tampoco hay nada, sólo recuerdos, sensaciones, viejas fotos. Únicamente este instante es real. Y es a través de la práctica de zazen que podemos vivenciarlo, mantenernos firmes en la cresta de la ola de este momento.
Este momento es la joya preciosa. Este momento es tu vida toda. Toda tu vida está concentrada aquí y ahora, en este cuerpo y en estas circunstancias.
Si puedes vivir completamente este momento, a fondo y sin reservas, entonces tu vida se ilumina. Tu vida cambia completamente y tus circunstancias cambian también.
Aunque el camino sea largo, para transitarlo hay que hacerlo de pequeños pasos que no van más allá de treinta centímetros. Un paso, un paso, un paso, un momento, un momento, un momento.
Un kesa, o un pequeño rakusu se cosen de pequeñas puntadas, puntada tras puntada, tras puntada, tras puntada. Y una vida plena se hace de instante en instante, de respiración tras respiración, momento tras momento.
Cuando estás sentado frente al muro y de repente tu imaginación se va detrás de las imágenes y crean nuevas imágenes y situaciones, te escapas de la realidad. Es por eso que internet es tan fascinante. Internet, siendo una herramienta completamente útil, se transforma en un mundo de ilusión. Una forma de escapar del centro de la vida, del aquí y el ahora. Pero siempre que tratamos de escapar, finalmente el aterrizaje es doloroso.
Esencialmente éste es el cuerpo de la verdad.
Este momento es la joya preciosa.
Este metro cuadrado es tu verdadero hogar.
De este instante depende toda tu vida.
No te escapes de este cuerpo.
No te corras de este metro cuadrado.
Quédate aquí un instante.
Una vida, un instante, una respiración.
Y entonces, momento tras momento, tu vida devendrá plena.
Cuando estés angustiado, cuando estés ansioso, cuando estés inquieto o triste, recuerda: No tienes otra cosa más que este cuerpo ni más circunstancia que esta circunstancia.
Pero si tú cambias - y eso es un “click”- las circunstancias cambian. Si tú cambias, las circunstancias cambian y toda tu vida cambia. “Click”, aquí y ahora. ¡Quédate aquí!
Lo que viviste ya fue y no regresa. Lo que estás por vivir aún no llega. Aquí, sólo quédate aquí. Disfrútalo, vívelo completamente.
Mar de las Pampas
Sesshin, Septiembre de 2012