Sesshin Octubre 2010 - Una sola flor “es” toda la primavera

 

  Sesshin Octubre 2010 
Santo Domingo 
Chile


Teisho 1 

Una Sesshin no sirve para nada. Pero si quieren buscarle alguna utilidad pueden decir que sirve para practicar la atención.

La atención es lo más importante que podemos hacer. En estos días tenemos esa oportunidad, podemos aprovecharlos. La mayoría del tiempo estamos ocupados comunicándonos con los otros, conectándonos con los otros. Ahora tenemos la oportunidad de conectarnos con nosotros mismos. Con ese ser que siempre está ahí.

Pero solemos descuidar ese contacto íntimo. Si estamos atentos, no cometeremos errores, si estamos atentos no tendremos motivos para arrepentirnos. Entonces, para ayudar a todo esto, durante la Sesshin, no estará permitido el uso de celulares. Si necesitan comunicarse, si tienen una verdadera urgencia, salgan a la calle y ahí podrán hablar.

En realidad, si pueden desconectarlo es mejor, aprovechen este tiempo para estar con ustedes mismos, hacerse íntimos de ustedes mismos.

También en esta Sesshin hemos agregado el correr, el salir a correr en la mañana. Eso es bueno. A la hora señalada, unos minutitos antes, nos reuniremos en la entrada principal. Allí, cuando se dé la señal, saldremos a correr. Aquellos que no puedan correr, pueden trotar; aquellos que no puedan trotar, pueden caminar.

Pero siempre es muy saludable salir, abandonar el mundo de los sueños, el mundo de las sábanas, para salir a tomar un poco de aire fresco y ver el cielo estrellado.

De modo que les ruego aprovechen esta oportunidad, estos días de íntima conexión con ustedes mismos.



Teisho 2

¿Qué es la cosa más importante en esta vida?

Algunos dirán, el dinero. Otros dirán, el sexo, la comida.

El maestro Sawaki decía: “Si no tienes dinero, estás en dificultades. Pero es bueno saber que hay cosas más importantes que el dinero. Si no tienes sexo o comida, estás en problemas. Pero es bueno saber que hay cosas más importantes que el sexo o la comida.”

Antes que todo eso, las cosas más importantes son el agua y el aire. Sin agua no podríamos vivir. Sin aire moriríamos en poco tiempo. Pero como nos hemos encontrado con eso desde que nacimos, lo damos por sentado, no le prestamos atención. ¿Qué hemos hecho para merecerlos?

Por otra parte, el aire y el agua son incoloros e insípidos. De algún modo, Zazen se les parece.

Zazen no tiene ninguna utilidad, es incoloro, insípido, no sirve para nada. Pero sin zazen nuestra vida es una vida de sueños. Zazen nos brinda la oportunidad de despertar, de poder ver en nuestra propia naturaleza y comprender qué cosas son importantes y qué cosas no lo son tanto.

Reiteradamente solemos decir que Zazen esShikantaza, sólo sentarse.

Pero este Zazen Shikantaza no estará completo hasta que no comprendas qué es esencial y qué no lo es. Hasta que no puedas valorar el instante, los pequeños momentos, los pequeños gestos, eso que damos por sentado, aquello que es insípido, incoloro y que no se ve.

Aquí, detrás nuestro, en el prado, hay un bello manto de flores amarillas. 

¿Quién las plantó? ¿Quién las sembró? 
Nadie.

¿Quién las ha regado? 
Nadie.

Crecieron naturalmente. Cuando uno ve esas bellas flores dice: “¡Ahh, llegó la primavera!”. Cuando una flor se abre y florece, “es” la primavera.

Una sola flor es la primavera toda.

Esas flores... están ahí, si nadie las mira no les importa. Si alguien las admira, tampoco les importa. Si alguien las quiere filmar o pintar, ellas siguen ahí.

Nuestra vida esencial es así, “son” esas pequeñas cosas incoloras e insípidas.

Cada momento trae lo suyo. Si podemos penetrar en este instante, sentir el aire fluyendo en nuestro entorno, en nuestros pulmones, vivir a pleno cada instante... entonces nuestra práctica se hace verdadera, nuestra vida deviene completa.

Nuestra inquieta mente suele buscar grandes realizaciones: ¡Esto! ¡Aquello! Pero entre esto y aquello hay espacio. Entre esto y aquello hay este instante, incoloro, insípido.

Pero si estás aquí, entonces quédate aquí, completamente aquí. Si estás aquí, puedes disfrutar de este instante. Talvez te duelan las rodillas, talvez estés triste o alegre. Vívelo completamente.

Cuando nos sentamos en Zazen tenemos que soltarlo todo, abandonarlo todo y simplemente quedarnos quietos y silenciosos. Entonces esto que siempre está aquí -el aire, el agua, la vida- se revela ante tus ojos.

Nuestra práctica no está completa si no podemos ir más allá de nuestro egoísmo. Si lo comprendemos, lograremos establecer una vida más justa y armónica.

Una mirada, un gesto, a veces son suficientes para transformar un momento corriente, insípido e incoloro en algo auténtico y trascendental.

Tú eres único, única. En cada uno de nosotros está la posibilidad de despertar ahora, de no pasar nuestra vida en vano, de penetrar profundamente en este instante.

Es humano correr detrás de los fenómenos. Pero también es humano -y el Buda lo demostró- que es posible ir más allá de nuestro loco correr detrás de ellos. Detente un instante... ¡Detente!

No pierdas de vista lo esencial. Una vida sin Zazen, es una vida hueca.

Una persona que piensa que lo más importante del mundo es el dinero, desperdicia completamente su vida. ¡Cuántos de ellos se han suicidado porque cayó la bolsa de valores!

Muchas veces caemos y patinamos en este tipo de cosas, dejándonos arrastrar por las olas de los fenómenos.

Regresa, regresa ahora, aquí. Retorna, no te escapes de este metro cuadrado.

Una respiración, una vida. No hay nada oculto, todo está aquí, presente. Una respiración, una vida. No hay futuro, no hay pasado, Sólo este instante, porque en este instante está todo, exactamente todo.

Así como en una flor está toda la primavera, en este instante está toda tu vida. Completa. Con sus alegrías, tristezas, encuentros y desencuentros. Tu infancia y tu vejez están ahora aquí.

Aquí ahora, completo. 
Una respiración…


 


Teisho 3 

El maestro Kodo Sawaki dijo: “Zazen no es un juguete para que los niños se entretengan con él. Es la última estación de nuestra Vida”.

Aquí una persona abandonó la Sesshin. No sé si fue anoche o esta mañana, porque – en todo caso- no avisó al responsable.

Dejar una Sesshin crea muy mal karma. De algún modo, es como hacer un aborto. En mayor o menor grado, uno puede superar ese tipo de cosas. Pero jamás se olvidan y se llevan con uno.

Antes de dejar una Sesshin es preferible no haber venido.

También hay otras personas que se saltean algún Zazen. Salvo el equipo de la cocina que está preparando el alimento para todos, en el horario de Zazen hay que estar presente. Como sea. Porque precisamente es una oportunidad y si uno se escapa, la pierde. Es una lástima.

También hay otros que se inscriben para la Sesshin y que después no vienen. Eligen vivir vidas errabundas, son como fantasmas empujados por el viento de las circunstancias…  Dispuestos siempre a dar explicaciones y hacer comentarios acerca de lo complicadas que son sus cosas.

Este hombre que desapareció, precisamente ayer en Dokusan me estaba diciendo todo lo que practicaba Zazen, y que quería incrementarlo. Eso demuestra que las palabras no son importantes. Que un acto vale más que mil palabras. Y que un acto puede dar por tierra todo aquello que decimos y pensamos.

Practicar Zazen es tomar el timón de nuestras vidas. Una oportunidad, la última estación.

Pero si la dejamos pasar, si nos dejamos llevar por los fenómenos, lamentándonos a cada rato: “¿Por qué me pasan estas cosas a mí?” Entonces...

A veces alguien suele preguntar si Zazen es para todos, y la respuesta es: Si, es para todo el mundo. Pero requiere de una firme determinación. Es esa misma firme determinación que hizo que Siddharta Gautama se transformara en el Buda.

Después de haber pasado por muchas vicisitudes, él  se sentó bajo el árbol de la Bodhi y dijo: “Aquí me quedaré”.

Por eso insisto una y otra y otra vez: Si estás aquí, quédate aquí. Si tienes ganas de ir a jugar al golf, pues bien, vete a jugar al golf. Si estás ahí, quédate completamente ahí, participa.

Pero si dejaste tus cosas para venir a esta Sesshin, entonces quédate completamente aquí. No permitas que nada ni nadie te quite esta oportunidad. Y ojo, porque escucharás voces en tu interior diciendo: “Me duele esto, estoy cansado, estoy aburrido… Sería mejor estar allá, estar con tal persona”.

Eso es parte del mundo de los fantasmas. Si adherimos a esas fantasías e ilusiones, muy rápidamente nos transformamos en fantasmas.

Generalmente vamos por la vida sin pies, llevados por el viento y las circunstancias. Atraídos por éste, escapándonos de aquél.

Estar presente exactamente en el lugar en el que uno se encuentra, es iluminación.

Al comenzar esta Sesshin dije que lo más importante que podemos hacer es practicar la atención. Hay tanta vida aquí. Hay tanto para ver en nuestra propia naturaleza. Hay tanto mundo por descubrir aquí... Aquí, aquí, en lo íntimo de nosotros mismos.

Pero, como decía el Maestro Sawaki: “La gente sufre porque piensa que  el tesoro está siempre dentro de una caja fuerte.”

Solemos pensar que la joya preciosa, que las cosas “importantes” están lejos de nosotros, fuera, en alguna otra parte.

La verdadera joya preciosa está aquí. Este instante es la joya preciosa, la última estación  de nuestra vida.

  

 

Teisho 4

Cuando un bebé comienza a moverse un poco, si uno pone los pulgares delante de él o si pone el índice delante de él, el bebé se agarra. Entonces uno puede levantarlo en el aire porque el bebé queda aferrado a nuestros dedos.

Así deberíamos atrapar este instante, así deberíamos atrapar nuestra Vida, así deberíamos sostener nuestra práctica, sin dudas y completamente determinados.

De otro modo, el sufrimiento se las ingenia para aparecer. Viene y te sopla en la oreja, te tienta, te empuja, te arrastra. Pero si puedes atrapar este instante en tus manos, en tus dedos, ahora, sostener esta postura con determinación, comprenderás que ésta no es una postura para Zazen, es una postura de Vida.

Toda tu Vida está ahí. Es como un fino hilo.

Atrápalo, no lo dejes ir, no pierdas esta oportunidad.

 

                

 

 

 

 

 

Teisho 5

No vamos a ninguna parte.

Y sin embargo nos movemos continuamente. Vamos y venimos. Tomamos la carretera, subimos escaleras, bajamos por ascensores, entramos en la oficina, salimos de la casa, visitamos a los parientes, vamos al supermercado, pulsamos el botón de la computadora, revisamos los e-mail...

Pero toda  esta actividad, en rigor de verdad, no nos conduce a ninguna parte. No vamos a ningún lado porque cuando despertamos siempre estamos aquí.

Estar aquí, habitar este metro cuadrado es despertar.

Pero cuando estamos envueltos en el mundo de los fenómenos, la ilusión aparece fácilmente. Y tendemos a pensar que Zazen es distinto a nuestra vida cotidiana, que es algo aparte. Que una cosa es trabajar en la oficina o estar en la casa y que otra cosa es Zazen.

Y esta separación es lo que mantiene el sufrimiento. La verdadera práctica consiste en ir más allá de esta separación. Tú sales de tu casa para ir a Zazen. Entre tu casa y Zazen hay un espacio, pero ese espacio también es práctica. Caminar por la calle es práctica, viajar en metro es práctica.

Si puedes comprender que cada vez que despiertas estás aquí, cuando despiertes comprenderás que no hay separación.

Entonces podrás estar completamente ahí, en el lugar en el que te encuentras. De ese modo, cada instante, cada circunstancia  es la oportunidad para profundizar tu práctica.

Viajar en micro, apretado, es práctica. Tener dolor de panza, estar con diarrea y sentarse en el inodoro es práctica.

Las personas que han leído sobre budismo o estudiado la filosofía budista, piensan que el fin último de Zazen es alcanzar el éxtasis, el nirvana. Pero mientras se piense así, existirá esa separación. El nirvana de zazen por un lado y el infierno de la city y el trabajo por el otro.

Profundizar nuestra práctica es disolver esta separación, es decir: disolver la mente. Porque toda división sólo esta en nuestra mente.

El éxtasis y la embriaguez espiritual son ilusiones. La verdadera práctica consiste en terminar con esta embriaguez.

Algunos suelen criticarme porque fumo o porque mi vida no es muy santa. Estoy de acuerdo con ellos. Estoy de acuerdo porque no soy un santo.

Soy un ser humano que ha hecho de Zazen el centro de su vida. Entonces, cada instante es práctica.

Cada instante es la oportunidad para transformar esta vida de sueños en una vida real y concreta. Una vida en contacto con la naturaleza, con uno mismo, con los otros; de un modo real, sin divisiones, categorías ni ilusiones.

Aquí, ahora. Esta frase está de moda y suele repetirse, incluso en los medios de comunicación. Aquí ahora, aquí ahora.

Pero hasta que no se haga carne en nuestras vísceras, en nuestra médula, serán solamente palabras.

En rigor de verdad no vamos a ninguna parte. Estar aquí y solamente aquí. Esa es la práctica.

Estar en la cola del banco, en la cola de la caja del supermercado, estar con esos parientes pegotosos y besuqueros; estar con los hijos, con los nietos, con los padres ancianos que hay que atender, todo eso es práctica.

Si verdaderamente queremos profundizar en nuestra práctica, es importante aprovechar cada momento, cada oportunidad, despertar, despertar, despertar.

No decir: “Ahh, si, la Sesshin es maravillosa, pero mañana tengo que estar en el centro, un infierno”. El cielo y el infierno lo creamos de instante en instante en nuestra propia mente.

No hay nada más real, concreto y sólido que este instante.

Buscar la santidad, querer escapar de la fealdad, querer escapar de lo que llamamos infierno, todo eso es ilusión y embriaguez espiritual.

Si aquí ahora podemos recoger nuestro mentón, soltar los hombros, sentarnos completamente, disfrutar este instante, entonces toda esa ilusión desaparece inmediatamente, se disuelve en un pestañeo.

Así como estás, estás muy bien, comprende. Cada momento es una oportunidad  para practicar la Vía. ¿Y dónde te lleva esta Vía?  Aquí. Exactamente en el lugar en donde estás ahora, pero sin ilusiones, sin cielo ni infierno, simplemente aquí.

Cuando no hay divisiones estás completo. Estás redondo como un universo.

El común de la gente suele creer que sólo personas muy especiales pueden alcanzar esta plenitud, esta integridad, este ser sin divisiones: Un individuo.

Pero Shakyamuni Buda nos mostró el camino. Él dijo que era posible para todo el mundo. Y lo puedes sentir ahora, si ahora lo sueltas todo.

No vamos a ninguna parte. Eso no significa que te quedes clavado ahí, como un muerto.

Significa que en el lugar en donde estés, tienes que devenir completamente uno con lo que estés haciendo. Fundirte con la acción. Uno con la acción. El Maestro Roshi Sama solía decir: “ Ichi Tan Tei”, uno con la acción.

De momento en momento: Ichi Tan Tei, uno con la acción.

Sin división. Aquí. Simplemente aquí. Todo el universo aquí, tu completo sí mismo aquí.

Tira por la borda todas tus ideas. Algunas son buenas, son prácticas y pueden servir para construir una casa o para hacer algún dinero, pero hay cosas más importantes que eso.

Y no te sentirás completo hasta que no alcances este punto fundamental.

Este punto fundamental está aquí todo el tiempo, está para ti. Es suficiente conque sueltes todo y devengas uno con la acción, Ichi Tan Tei.

 

 

Teisho 6 

El maestro Kodo Sawaki dijo: “Zazen conduce a la gente a ese lugar donde no hay nada”.

Es muy claro. Zazen es lo más parecido a nada.

Zazen es simple, insípido, incoloro.

Sin embargo…

Para practicarlo no es necesario tener conocimientos previos o una edad determinada. Zazen pueden practicarlo los niños, los jóvenes, los viejos. Zazen es para todo el mundo, es fácil y simple como el agua y el aire.

En principio sólo necesitamos un cuerpo.

Cuando llegamos por primera vez a un lugar de práctica y nos muestran la postura, ahí entonces descubrimos que tenemos un cuerpo. Nos topamos con las primeras dificultades.

Para practicar Zazen el cuerpo tiene que estar medianamente sano. Y las dificultades con las cuales nos enfrentamos están señalando las zonas del cuerpo que tenemos que trabajar y flexibilizar.

Zazen es retornar a la condición normal del cuerpo y de la mente, el equilibrio entre el cuerpo y la mente.

Por cultura y por varios otros motivos, tendemos a creer que la mente es lo más importante. Que pensar es importante y que lo que se siente con el cuerpo es algo inferior o de poco valor. Eso es lo que ha pasado en Europa, por ejemplo. Ellos dijeron: “Nosotros somos inteligentes, tenemos estudios, tenemos cultura. Que vengan los africanos, los hindúes y los sudakas a hacer las tareas menores. A barrer nuestras calles, a recoger nuestra basura”.

Pero el cuerpo está ahí y se manifiesta y esa es la cuestión que está pasando ahora. El cuerpo se está manifestando.

Cuando perdemos el equilibrio, aparece entonces alguna enfermedad en el cuerpo y se manifiesta con fuerza.

Zazen es retornar a la condición normal de este cuerpo y de esta mente. Equilibrar cuerpo y mente. Como dije, Zazen es nada especial, es algo natural. Y por lo tanto la respiración que se practica durante Zazen también es una respiración natural. Normal.

Y ¿qué es una respiración normal?  Inspiración, exhalación, inspiración, exhalación.

Pero así como tendemos a valorar más el mundo de la mente que el mundo del cuerpo, tendemos a valorar más  la inspiración que la exhalación.

Si quieres hacer una prueba, dile a cualquiera: “A ver, respira”. Y la persona - para mostrarte que está respirando- lo primero que hace es inspirar, sacando pecho e hinchando sus pulmones.

Valoramos sobre todas las cosas la inspiración. Todo el mundo quiere estar inspirado: los artistas, los comerciantes, los hombres de negocios, los publicistas... Todos quieren estar inspirados.

Eso ha creado, como consecuencia, nuestra moderna civilización. Y estamos llenos. Acumulamos cosas y cosas y cosas… y después no sabemos dónde ponerlas. Nuestra casa se va llenando de cosas que ya no tienen ninguna utilidad: el viejo computador, “¿Dónde lo pongo?” La plancha ésa “¿Dónde la pongo?” “¿Qué hago con el viejo refrigerador?”

Voy juntando cosas y más cosas. Si hay algo que impresiona cuando uno viaja y visita cualquiera de los Templos de la Transmisión, es encontrar salas amplias, ventiladas, limpias... y vacías, completamente vacías. Y sin embargo puedes vivir allí meses, años, toda tu vida, y no te faltará nunca nada.

Una buena inspiración sólo puede venir si antes hubo una buena exhalación. Entonces, cuando transmitimos la postura de zazen, tenemos que mostrar la exhalación. Exhalar hasta el final: vaciarse. Vaciarse. Cuanto más te vacías, más aire nuevo, fresco y limpio entra.

Cuando más das, más recibes. Cuanto más te vacías, más libre eres. La inspiración llega sola, no hay que forzarla, llega fácil.

Zazen es reencontrarse con esa condición normal, pero como estamos un poco alejados de esta condición normal, tenemos que puntualizar aquellas zonas que han quedado a oscuras, como la exhalación por ejemplo.

Cuanto más te vacías, la Vida te llena, la Vida te da, te nutre y te alimenta. De otro modo estás atrapado y un día vas a reventar. Intenta sólo inspirar y lo comprenderás.

El refrigerador es un gran invento, en él podemos conservar cosas que antiguamente se descomponían rápido. Pero entonces lo vamos llenando y llenando para más tarde, para mañana, para la semana que viene. Y no contento con eso, aparece el freezer. “¿Sabes qué?  En el supermercado encontré un pavo, estaba muy barato y lo compré para la cena de fin de año. Lo puse en el freezer… El 31 de diciembre comerás ese pavo.

Exhalar, no necesitas nada especial, sólo exhalar. 
El cuerpo, la respiración y la mente son los tres pilares de nuestra práctica de Zazen.

Con el mundo de los pensamientos pasa lo mismo: juntamos, juntamos, juntamos, juntamos.

Valoramos los conocimientos. Obviamente todos los conocimientos que hemos desarrollado en siglos de humanidad son muy importantes. Es impresionante como ha crecido nuestra mente en todos estos siglos.

Y sin embargo no somos más felices. Y sin embargo parece que cada día estamos más inquietos, más nerviosos, más ansiosos. La mayoría de las enfermedades de este principio de siglo son enfermedades que nacen en la mente: trastornos bipolares, crisis de pánico. Todos productos de nuestros fantasmas. Desequilibrios.

Por eso se insiste una y otra vez en dejar pasar los pensamientos. Dejar pasar los pensamientos es semejante a exhalar hasta el final. Es abrir las ventanas de la mente y dejar que los pensamientos salgan.

Pero creemos que si no pensamos no existimos. Y sin embargo, más allá de pensar o no pensar, existimos completamente. Existimos de todos modos.

Cuando el cuerpo se aquieta, en algún instante, la mente también se aquieta. Cuando tu mente se queda completamente quieta, cuando la respiración encuentra un ritmo sereno y profundo, cuerpo y mente retornan a su condición normal. En ese instante, sientes que vale la pena sentarte en Zazen y practicar esta cosa que no te conduce a ninguna parte.

Porque aquí no hay nada especial.

Y sin embargo este “nada especial” puede devolverte toda tu majestuosidad. Toda tu potencia de ser vivo.

Cuerpo, mente, respiración. La condición normal.

Nada especial.